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domingo, 6 de septiembre de 2015

Los hinchas de verdad



El título de la nota es pretencioso. ¿Qué es ser hincha de verdad? ¿Qué es amar a un equipo? Pienso en lo que tantas veces se dice de que el amor por un equipo de fútbol es eterno. Más largo y duradero que el de una novia, esposa, amigos, familia y etc. Sin embargo, como en toda historia que se respete, hay un pero.

Si somos una hinchada fiel. Si decimos que nunca abandonamos al equipo. Si presumimos que somos los hinchas que están en las buenas y malas, ¿por qué las bajas asistencias en los últimos partidos?

Se puede entender estar molestos, resentidos a raíz de los resultados de los partidos ante Independiente y Universidad Católica. ¿Pero no somos los primeros en recordar que hay que apoyar siempre al rojo? Somos los primeros en decir que no somos noveleros, a diferencia de otras hinchadas que van al estadio solo en los partidos “importantes” ante rivales tradicionales.

Como alguien que vivió toda su vida en Guayaquil y por ende no podía asistir al estadio con frecuencia, me daba envidia pensar que había gente que sí podía ver al rojo en vivo y en directo. De frente. Que disfrutaba, se enojaba, sufría cuando el equipo ganaba, perdía o empataba. Ahora que asisto con más frecuencia al estadio, puedo decir que aunque El Nacional pierda, disfruto el momento de estar ahí.

Ver esas camisetas rojas corriendo, saltando, peleando, fallando goles, anotando otros, es una sensación única. Les confieso, yo voy al estadio a ver a mí equipo. No voy a ver a Barcelona, ni a Liga, ni a River, ni al Deportivo Cuenca, ni al Mushuc Runa. Voy a ver a El Nacional. El resto no me importa.

Y he salido molesto del estadio. He estado a punto de gritar un par de veces contra los muchachos. He querido, ¿por qué no? agarrar a uno y darle de coscorrones en la cabeza por fallar el gol o haber permitido un gol.

Pero nada de estas circunstancias me deja de animar a regresar de nuevo, cada domingo, a ver al equipo de mis amores. Es de esos amores masoquistas en que si no sufres, no hay gozo. Me repito como oración a la Virgen del Quinche, cada domingo, cada partido, el fútbol da revanchas.

No pretendo dar una clase de ser “hincha de corazón”. Pero sí de que vale la pena reflexionar, pensar un poquito sobre lo que decimos y lo que hacemos. El Nacional está pasando una situación económica difícil. Apenas estamos volviendo a surgir. Y para salir del bache se necesita dinero. Plata. Cushqui. Los billos caracas boys, como decimos en la costa.

Una buena parte de esos fondos viene de las taquillas. No solo en concepto de las entradas, además en que la presencia de la hinchada mejora la capacidad de negociación frente a potenciales auspiciantes, nos da derecho a pedir mejores pagos por derechos de televisión que podrían venir en un futuro.

El hincha es la sangre de un club. Sin hinchas un equipo no representa la gloria ni la grandeza de la que El Nacional puede hacer alarde sin ninguna pena. ¿Quiénes son los únicos bitricampeones? ¿Quiénes tienen las 13 coronas? ¿Quiénes son los únicos 100% ecuatorianos?


La respuesta es simple: El Nacional.

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