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domingo, 27 de septiembre de 2015

De regreso a la edad oscura




Hace algunos meses, cuando Octavio Zambrano estaba al frente de El Nacional, pensábamos que el equipo era mediocre, que había malos resultados. Era la época oscura. Llegó Insúa y fue como un día nuevo y brillante. Hasta llegamos a ser punteros, con una racha importante.

Luego vinieron las derrotas. Deportivo Quito, Universidad Católica, Independiente, Liga de Loja y ahora Liga de Quito. Tantos resultados adversos hacen reaparecer las nubes grises sobre el cuadro criollo. Volvimos a la edad oscura.

¿Cómo se define una derrota de 5 a 1? ¿Paliza? ¿Goleada? Puede ser… Pero perder por errores defensivos “groseros”, como los describió Insúa, no solo que duele sino que dan coraje. Se regalaron 3 goles a Liga de Quito. Fuimos un pálido reflejo de ese conjunto que llegó a ser puntero y que hizo soñar a la hinchada en ser campeones. Con tristeza se puede afirmar que fue solo eso, un sueño.
Sin embargo, observando con atención, se puede dar cuenta que durante el tiempo de la ilusión el cuadro criollo ya había mostrado lo que era. Una defensa que no puede, o no sabe, jugar de a tres. Falencias en los volantes laterales. Un delantero que como llanero solitario está arriba peleando contra el mundo.

Ya hemos visto la misma historia, repetida tantas veces, que de seguro un hincha que lee esta nota sentirá que la ha leído ya otras veces.

Y se vuelve a analizar el “amor a la camiseta”, “la entrega”, “la garra”, como si eso fuera lo que en realidad gana partidos. No. Se ganan partidos jugando bien, acomodando a los jugadores en las posiciones correctas, con una buena táctica, con una enorme dosis de disciplina y esfuerzo físico. El Nacional muestra, mostró, mostrará tal vez, mucho correr, pero pocas ideas, pocas llegadas en ataque.



Cada partido es la misma historia, son los mismos errores, las mismas jugadas. Es contemplar los goles rivales logrados de la misma manera: pelotazos detrás de los defensas. Es ver a Pablo Palacios tratando de correr por la banda sin éxito. NI atacando ni defendiendo. Preciado con ganas pero sin compañía. Las fallas habituales defensivas, si no es Caicedo, es Morante, o Luna, u Ordoñez, pero todos han caído en lo mismo.

No se les puede culpar del todo. Ninguno de los defensas que tenemos tiene la rapidez necesaria para poder formar una línea de tres inexpugnable. Baguí, en quien se ha insistido como variante por la derecha, desaparecido. Y así por el estilo tenemos otros nombres, tantos y tan repetidos que es cansado hacerlo cada domingo.

En general es terrible describir la derrota frente a Liga de Quito. Es desagradable tener que justificar o analizar cómo jugadores profesionales cometen errores que se ven en un barrial. El Nacional deja un espacio enorme para jugar al rival, sea el que sea, y pone a los delanteros contrarios, en pocos toques, frente al arco de Bone.

Esa es la realidad. Y es algo que los criollos muestran desde la época oscura de Zambrano. Pareciera que si no se juega con línea de 3 el equipo no funciona. Y Álvarez, a su tiempo, ahora Preciado, como únicos delanteros, no alcanzan para anotar goles. De hecho, han sido los defensas quienes han sacado la cara en ese rubro.

La edad oscura, esa de luchar por el no descenso, parece que volvió.



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